Ni piedras pulidas ni hachas, mucho menos un sitio arqueológico. Se levantaron imponentes edificios con tecnologías de avanzada. Es un legado de la Civilización MURIL para la humanidad
El mayor secreto de la humanidad es revelado por el equipo de Dakila Pesquisas con la identificación de gigantescas construcciones en varios puntos de la región amazónica. Luego de un intenso trabajo de campo realizado a lo largo de 30 años, los estudiosos han definido el área principal para profundizar la investigación en una porción de territorio del municipio de Apiacás/MT, que pasó a ser conocida como las “Quadras de Ratanabá”, por presentar características acordes con la existencia de civilizaciones antiguas. Para ello se utilizó principalmente el LiDAR – Light Detection and Ranging – acrónimo en inglés del equipo que, a partir de la detección de luz, permite generar un modelo digital de la superficie terrestre, caracterizando estructuras y vegetación.
El análisis de estos resultados muestra formas muy peculiares en el relieve que no fueron esculpidas por fuerzas naturales. En este lugar de Apiacás se identificaron calles de 60, 70 y hasta 90 metros de ancho y de hasta 27 km de largo, parcialmente cubiertas por sedimentos dejados por el último diluvio. Las cuadras miden 450 metros de ancho por 650 metros de largo y son simétricamente perfectas. Todas las mediciones fueron realizadas por tecnología LiDAR y por el dispositivo GPS utilizado en campo.
Dentro de las cuadras se puede observar claramente la formación escalonada cubierta por el suelo y la vegetación. Es, sin duda, el mayor hallazgo al que ha tenido acceso la humanidad. Al final de unas pocas cuadras, hay fuentes de agua que aparecen inesperadamente y en pocos metros desaparecen en el suelo, como si entraran en un sumidero.
A continuación, se utilizó un GPR – Ground Penetrating Radar o Geo Radar – que utiliza ondas magnéticas de alta frecuencia para localizar objetos y estructuras bajo tierra. Exactamente en el lugar donde desaparece el agua se identificaron galerías de quince metros de ancho por cuatro de altura y más de un kilómetro de largo, además de otras galerías vecinales, lo que indica que el agua fue canalizada para seguir dentro de las galerías.
Decenas de hoyos fueron localizados en los extremos de varias cuadras, con 8, 27 y hasta 48 metros de diámetro, la profundidad aún bajo investigación. La mayoría de estos agujeros tienen forma de espiral y todos están cerca de las redes de galerías identificadas por el GPR.
En las inmediaciones de estas construcciones, los investigadores encuentran algunos esqueletos de gigantes y varios cráneos, la mayoría alargados tanto en horizontal como en vertical. Según el análisis preliminar, los esqueletos corresponden a individuos de 4, 9 y hasta 12 metros de altura. Es un descubrimiento sin precedentes y ayudará a crear una línea de tiempo importante para el origen de la humanidad, especialmente en Brasil. Esta parte de la investigación es tan importante que Dakila Pesquisas realizará estudios más detallados en los próximos meses.
El Director ejecutivo (CEO) y presidente del Ecossistema Dakila, Urandir Fernandes de Oliveira, que también es líder de la investigación, afirma que fue sorprendente haber logrado realizar tantos descubrimientos. “Son tantos vestigios que se necesitarían por lo menos cincuenta equipos de nueve personas, en promedio, cada uno trabajando en los puntos identificados, sin contar la logística para superar las dificultades encontradas en la tupida selva. RATANABÁ se extiende mucho más allá de Brasil y América del Sur”, reveló.
A través del análisis LiDAR, el equipo identificó varias pirámides, pasarelas, galerías, bóvedas, muros, escaleras, rampas, balcones y más. Un verdadero conjunto urbano mezclado en medio de vegetación y sedimentos. “No se trata de un hallazgo arqueológico, sino de un legado dejado por una civilización matricial, que utilizaba tecnologías súper avanzadas, con estándares y diseños arquitectónicos mucho más allá de lo que tenemos hoy”, señaló Oliveira.
Los modelos de construcción de esta civilización difieren de todo lo que se ha encontrado hasta la fecha, como ruinas, huecos, cabañas y otras construcciones rudimentarias. Según el líder de la investigación, la diferencia es flagrante y, por esta razón, los indicios obtenidos de la investigación de Dakila no pueden considerarse hallazgos arqueológicos, sino una prueba de la existencia de una gran metrópoli cosmopolita escondida en la selva.
Sobre los hallazgos arqueológicos, fueron encontradas decenas de ciudades pré-diluvianas y medievales en las regiones de Manaus, São Gabriel da Cachoeira, Costa Marques, Apuí, São Miguel do Guaporé, Vista Alegre do Abunã, Lábrea e Serra da Muralha – todas localizadas al norte de Brasil. En el lado este de los hallazgos y en medio de la vegetación, estos descubrimientos tienen estructuras intrigantes que continúan selva adentro y van más allá de los estados de Roraima, Amapá y otros lugares. En palabras del presidente de Dakila Pesquisas, “Ahora estos si son sitios arqueológicos. En la periferia de Ratanabá, ya en la superficie, encontramos barcos naufragados que contenían reliquias históricas”.
Tecnologías avanzadas
Todos estos lugares cuentan con petroglifos, es decir, dibujos grabados en rocas, con una tecnología que aún se desconoce. A pesar de los intentos de reproducir cómo se hicieron estos pictogramas, nunca hubo una explicación plausible que mostrara cómo se grabaron estos símbolos, y mucho menos su significado real. Haciendo el mapeo de los dibujos en todos estos lugares, no solo en Brasil, sino en otras partes del mundo, el equipo de investigadores de Dakila finalmente logró desentrañar el misterio.
“A lo largo de estos años, descubrimos que las ilustraciones fueron hechas por los remanentes de los creadores de la raza humana, quienes dejaron verdaderos mapas en piedras poco después de la última gran inundación, para que en el futuro pudiéramos volver a encontrar las diversas bases principales de Ratanabá construido en el Amazonas. Encontramos evidencias de una herramienta que utilizaban llamada Cavital, una especie de lápiz capaz de producir inscripciones y dibujos en bajo y alto relieve sobre cualquier superficie”, aclara Oliveira.
El ejemplo más reciente fue encontrado en el sitio de Pedra Preta en Paranaíta/MT. El equipo encontró en los petroglifos los dibujos de las cuadras de Ratanabá en los petroglifos y pudieron trazarlo sobre el mapeo realizado por LiDAR. “Tenemos que pensar que alli en Pedra Preta los remanentes dibujaron lo que les quedó en la mente en un intento de reencontrar estos lugares. Entonces no esperamos perfección ni simetría en los dibujos, pero en proporción, verificando el estudio de LiDAR, son correctos”, señaló la investigadora Fernanda Lima.
No solo se descubrieron mapas e indicaciones de ubicación mediante el análisis de los petroglifos, sino también la clave para el Prolongamiento de la vida y, quién sabe, el rejuvenecimiento, una tecnología y un patrimonio dejado a la humanidad. Ratanabá guarda rastros e información de un laboratorio genético, del que fueron testigos los investigadores de Dakila y donde recogieron datos que muestran alteraciones realizadas en los cromosomas 2 y 3 y en las proteínas P53 y P57 del ADN humano, provocando que nuestros cromosomas sufran un acortamiento, considerables en la base de los telómeros durante la multiplicación celular, lo que provoca enfermedades y el envejecimiento en los seres humanos.
En el caso de los hallazgos arqueológicos, a excepción de Ratanabá –herencia de los brasileños–, también fue posible observar tres grandes ciudades, lo que indica que son famosas y codiciadas por arqueólogos e investigadores de todo el mundo: Akakor, Akahim y Ofir, verdaderas fortalezas. A partir de ahora, los próximos pasos de Dakila consistirán en reunir las evidencias arqueológicas de la investigación y producir un informe que será enviado al IPHAN – Instituto do Patrimônio Histórico e Artístico Nacional – para estudios.
Opinión técnica
El arqueólogo y geógrafo Saulo Ivan Nery, en su opinión técnica sobre las imágenes del LiDAR en las cuadras de Ratanabá, informó que la investigación realizada por Dakila Pesquisas identificó cortes antrópicos (hechos por la acción humana) en el terreno, que fueron comparados con las redes de drenaje natural de la región.
También se utilizaron como base levantamientos geológicos y geomorfológicos, además de datos del IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística), así como datos relativos a la profundidad, anchura y extensión de los cortes.
Según el arqueólogo, en las imágenes obtenidas con el LiDAR es clara la diferencia entre los patrones de drenaje y los cortes antrópicos identificados en la estructura conocida como “ajedrez” registrada por las imágenes. También se observó un corte transversal en la meseta residual, demostrando como el patrón de los cortes no sigue la lógica del agua en el relieve.
El arqueólogo también revela que el “ajedrez” está formado por cortes en el suelo que se cruzan, formando lo que llamamos cuadras. Se identificaron 29 secciones, de las cuales solo 4 eran sinuosas y las 25 restantes eran rectas, lo que indica el origen antrópico de las estructuras.
Por su parte, el historiador y editor de la Revista Enigmas, André de Pierre, dice que es posible observar en las imágenes obtenidas a través de LiDAR líneas rectas que indican edificios en ruinas. También afirmó que, históricamente, tiene mucho sentido que una gran ciudad se haya desarrollado en esa región en tiempos remotos. Como ejemplo, mencionó que los arqueólogos de la Universidad de Exeter, en Inglaterra, descubrieron evidencias de antiguas civilizaciones con hasta 1 millón de habitantes en el mundo antiguo, solo en el sur del Amazonas. Además, mencionó el famoso caso del coronel Percy Fawcett, quien desapareció en la década de 1920 en el norte de Mato Grosso, mientras buscaba la ciudad perdida que él llamó “Z”.
El Profesor Dr. tadeu Leonardo Soares e Silva, de la Universidad del Estado de Río de Janeiro – UERJ, dice que, como todas las investigaciones realizadas por Dakila Pesquisas, ésta también produjo una cantidad impresionante de datos. Sumado a la calidad de los análisis realizados por el equipo, seguramente transformará los cimientos de la arqueología contemporánea, promoviendo así la posibilidad de reconstruir la historia humana.
El exprofesor de Goiás, Francisco Pedro Charu Neto, licenciado en Geografía y Máster en Teología, defendió en un artículo científico titulado “Ratanabá, arqueología perdida”, que las investigaciones realizadas por Dakila “pueden poner en jaque importantes períodos de la historia y, con eso, la mayoría de los libros tendrán que ser reescritos.” Según el profesor, el grupo de brasileños que estudia arqueología y civilizaciones antiguas en la Amazonía desde hace décadas, aportan evidencias concretas de que, en algún tiempo remoto, civilizaciones antiguas y avanzadas vivieron en la región amazónica.
Los estudios de Dakila Pesquisas, refuerza el profesor, realizados a través de expediciones de campo (2004 – 2005) y con el escaneo LiDAR sobre la región de las cuadras de Ratanabá en la Amazonía (2022), encontraron geoglifos, fuertes, pirámides, murallas, grandes ciudades, enormes galerías subterráneas , monedas, cerámicas, espadas, cofres, discos solares, calendarios astronómicos, fórmulas matemáticas, pinturas rupestres, petroglifos, artefactos de todo tipo, barcos fenicios naufragados en ríos, evidencias del rey Salomón en el Amazonas e incluso vestigios y esqueletos de gigantes. Son varios los hallazgos arqueológicos que se han encontrado alrededor del mundo que prueban que una raza de gigantes caminó sobre la Tierra en tiempos remotos. Y todo esto siendo investigado y probado por un grupo de brasileños definitivamente reestructura los pilares de la ciencia.
Para Márcio Pichel, director del Instituto Licentia y del canal Além da Nuvem, con base en investigaciones históricas, existen suficientes evidencias arqueológicas para afirmar que civilizaciones avanzadas (procedentes de un oriente próximo a nuestro continente), habitaron Brasil en el periodo precolombina . Sin embargo, le gustaría llamar la atención sobre la Hipótesis Siluriana, formulada por los astrofísicos Gavin Schmidt, de la NASA, y Adam Frank, de la Universidad de Rochester, quienes publicaron un artículo académico defendiendo la hipótesis de que, en un pasado muy remoto, quizás en el orden de millones de años, una antigua civilización avanzada pudo haber habitado la Tierra.
Según la hipótesis, explica Márcio, sería extremadamente difícil detectar tal presencia, si ocurrió hace más de 4 millones de años. El nombre “Siluriana” se le dio en referencia a una antigua raza ficticia de la serie Dr. Who que habitó la Tierra hace cientos de millones de años. En la escala de tiempo geológico, también está el período Siluriano, de hace unos 400 millones de años. “Creo que esta idea se alinea con la teoría de Dakila Pesquisas sobre Ratanabá”, dijo.
El presidente de Dakila asegura que el complejo de estructuras identificadas es de una gigantesca “civilización madre” provenientes de los Muril, los primeros habitantes de la Tierra. “Probamos que el inicio de todas las culturas y conocimientos existentes fue, de hecho, derivado de Ratanabá, la cuna y el origen de todo”, celebró, destacando la relevancia de Brasil en el contexto histórico.
Los principales avances de esta investigación brasileña sin precedentes se divulgan en sus medios oficiales en Instagram (@dakilapesquisas y @ratanaba.oficial), manteniendo la transparencia de la información y la proximidad a todos los interesados en Ratanabá. ¡Acompañe!